Su nombre corresponde a las iniciales de mi suegro, Andrew Burt Osterbery. Y lo nombré así porque fue gracias a él y a una de sus visitas al médico por lo que nació.

Era un día ventoso y frio de invierno y me ofrecí a ir al médico con él. En la consulta me quedé al lado de su cama mientras lo tenían en observación. Automáticamente saqué el móvil para entretenerme durante la larga espera que se veía venir pero vi en la pared un gran cartel de prohibido móviles. Así que saqué un papelillo y un boligráfo de mi bolso y empecé a tanglear.

Siempre me ha fascinado el arte y tengo especial interés en el proceso creativo que lleva a germinar una obra. Empecé a fantasear con la idea de ser uno de esos creadores a los que tanto admiro. En mi cabeza combine tres premisas importantes, dibujar sin grandes expectativas, dibujar sin miedo a equivocarme y dibujar disfrutando de cada trazo. Y como arte de magia, sin esperarlo aparecio mi querido ABO.